Hace un tiempo que pienso bastante en el amor. También pienso que lo verdaderamente valiente hoy en día es animarse a sentir algo. Desear, decir, accionar, ¿cuántos lo hacen? ¿Cuántos se entregan por completo? En Sinceramente, Cristina, dice que si hay algo que extraña de Néstor es «tener una persona con quien hablar y discutir a fondo (…) lo que podía sentir y tener de esas conversaciones con él, nunca más lo volví a encontrar con nadie. Además de haber sido mi pareja y el padre de mis hijos, Néstor fue mi mejor amigo». Esa idea tan simple –y tan difícil de encontrar– sobre la compañía me quedó dando vueltas. Eleonora Aldea Pardo, diseñadora chilena, escribe (y yo leo) sobre el amor en Especimen: «Una persona que te abre la mente, como cuando se terminan los trailers y la pantalla se expande antes que empiece la película. Una persona que admiras. No hay amor sin admiración. No del bueno, por lo menos. Porque uno crece cuando ama a alguien que admira. Uno busca ser mejor, aprender. Que el otro te respete, te mire hablar». Entonces, vuelvo a pensar, a veces el amor sincero es simplemente eso: tener alguien con quien hablar.
Categoría: Lecturas
Historias desde los miedos y el amor
La nueva literatura chilena tiene a Paulina Flores en el centro de su narración. La autora, nacida en 1988, insiste en relatar la vida diaria de las mujeres trasandinas desde los miedos, las aventuras y el amor.
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